Arrancame la vida

 40 años de «Arráncame la vida»: ¿Por qué debes leerla?

En 1985, se publicaba la obra prima de Ángeles Mastretta, «Arráncame la vida». En aproximadamente 272 páginas, la periodista mexicana plasmó en la novela una historia reflejo de la lucha de mujeres en Latinoamérica, desafiando el imaginario de los roles de género, con un claro mensaje que aún resuena en los movimientos feministas actuales.

La novela, situada en un México post revolución, hace un viaje en la historia del país, a través de los ojos de una mujer que busca desaprender los roles de género impuestos y construir su espacio en el mundo. Una representación del contexto cultural de la época, en el que álgidos movimientos feministas consolidaron su fuerza social y política en una Latinoamérica fuertemente golpeada por dictaduras que reprimieron con violencia desbordante la vida y libertad de miles de personas.

El año de publicación de «Arráncame la vida», 1985, conecta con movimientos que exigen representación política, derechos sexuales y reproductivos y derechos laborales. Además de coincidir con el año en que, durante la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Nairobi, por primera vez la violencia de género se consideró como un problema estructural: un acto dirigido a la mujer por el hecho de serlo.

Desafiando el imaginario de la mujer latinoamericana

Lo social, político y cultural que se activa, mueve y resuena por los 80, se ve reflejado en esta novela. Con su personaje principal, Catalina Guzman, Mastretta desafía el imaginario de la mujer latinoamericana, relatando desde su historia personal, formas de vida que buscan autonomía y libertad en la sociedad mexicana.

La caracterización de Catalina resonó en Latinoamérica, donde las luchas por la igualdad de género y la representación femenina en la literatura han sido temas centrales, y puso en la mesa la necesidad de redefinir el papel de la mujer en sociedades tradicionalmente patriarcales. Este reconocimiento nacional y latinoamericano culmina dándole a Mastretta el Premio Mazatlán de Literatura en 1986 por esta novela.

Mastretta plasma en su primera obra una prosa que desde la intimidad femenina, permite al lector transitar en los conflictos internos de una mujer desafiante que transita en espacios masculinos y se enfrenta a ellos con la convicción del aprendizaje constante y la curiosidad latente. Esta relación se ve reflejada en el uso del lenguaje de la escritora, estructurando su relato hacia un estilo autobiográfico, directo, con un lenguaje fácil de comprender y fluido.

De las hojas a la pantalla grande

Luego de varios años, Catalina Guzmán llegó a la pantalla grande. La adaptación cinematográfica de «Arráncame la vida» se estrenó el 2008, dirigida por Roberto Sneider y contando con las actuaciones de Daniel Giménez Cacho y Ana Claudia Talancón

Con una adaptación del guion que pierde un poco la dimensión política que presenta la novela, la película es una buena, más no una fiel representación del libro. A pesar de sus grandes actuaciones y una increíble fotografía del México de los años 30 y 40 en adelante, pierde en algún punto la solidez y el semblante que proyecta la protagonista en el libro. 

Arrancame la vida pelicuña

Dentro de la adaptación flaquea el fuerte análisis y crítica al rol de la maternidad, la búsqueda y lucha de Catalina por tener una voz y un espacio, siendo justamente ese punto en el convergen las contradicciones de la adultez como un grito a la libertad. Aún así, el guion hace el esfuerzo de mantener la pluma rapaz de Mastretta.

No obstante, la historia de Catalina Guzmán en sus distintas adaptaciones ha contribuido a debates sobre el papel de la mujer en la sociedad latinoamericana. El aire y reflejo de la lucha interna por construir un espacio dentro de lógicas patriarcales han calado profundo en la construcción de la literatura latinoamericana y en la construcción de personajes femeninos fuertes y ambiciosos. 

«Arráncame la vida» es un aporte al pensamiento critico feminista, que si bien refleja la vida en un contexto social, político y cultural aparentemente distinto al actual, a cuarenta años de su lanzamiento, la curiosidad extrema de Catalina, la búsqueda por su autonomía amorosa, sexual e intelectual sigue latente, inspiradora, llamándonos a hacernos un espacio en el mundo y comprender que exigir ese espacio, siempre será el mínimo.

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